lunes, 22 de abril de 2019

Midgar||capítulo-1"Un extraño niño"

Reino de León.
al norte de la capital se encuentra una zona montañosa seguida por un basto bosque casi inexplorado, lo llaman el bosque negro, en la frontera entre Leon y el bosque se alza una pequeña aldea de gente desgraciada un lugar olvidado por los dioses, los que no tienen ni amo ni trabajo ni quien por ellos, son los que terminan exiliados en este lugar, viviendo al dia comiendo de lo que encuentran, sin atreverse a entrar en el bosque y muchos menos a regresar a las garras de la sociedad de Leon, las madres temían que sus hijos fueran reclutados y sus hijas usadas como nodrizas por todo el ejercito por lo que prefieren quedarse en esa pequeña aldea en la frontera, pues ahí se les era posible esconder a uno o dos de sus hijos e hijas.

a las afueras de la aldea una pareja de ancianos se acercan a paso lento, sus aspectos eran de esperarse a sus 60 años estaban prácticamente destrozados, pero los ancianos comunes a esa edad apenas podían moverse a menos que fueran nobles bien cuidados, por lo que en sus juventudes han de haber sido o muy saludables o nobles de una pequeña casa, sus ojos se notaban ya decaídos y un poco sin vida, mientras que las arrugas escondían sus rostros anteriores, y solo dejaban ver una sombra difuminada de lo que fueron, el anciano lucia una enorme barba descuidada, mientras que la anciana unos cabellos despeinados, ambos vestían harapos viejos de color café, era tela sencilla apunto de romperse en mil pedazos, en cierto modo ambos parecían estar conformes con su estado actual, saben que no duraran mucho y tampoco es que quieran vivir mas.

--"este camino parece mas dificultoso cada ves que pasamos Emerias," dijo la anciana, mientras la fatiga se reflejaba en su arrugado rostro.

--"claro que si mi señora lissen, cada ves estamos mas ancianos y cerca de la muerte" dijo el anciano también fatigado, ambos apenas veían el suelo sin levantar la cabeza pues incluso eso se les dificulta en su estado de cansancio, los dos agarrados de la mano tratando de apoyarse el uno en el otro paso a paso, esperando llegar a la aldea, asta que depronto algo entro en sus rangos de visión.

--"que tanta crueldad puede contener este mundo" dijo la anciana mientras contemplaba el suelo a sus pies

--"nosotros ya la hemos vivido y aun asi te sorprendes... oh dios! mira eso"

el anciano se sorprendió a sus pies había un pequeño muchacho, desnudo y durmiendo a la orilla del camino hacia la aldea de no mas de 6 o 7 años pero eso no fue lo que sorprendió al anciano pues tal y como dijo, el ya había presenciado este tipo de situación antes, lo que los sorprendió fue que el chico lucía un cabello rojo fuego, y una extraña marca en su espalda, con forma de fénix con sus alas abiertas, eso es algo que los ancianos nunca habían visto antes.

en midgar es común que la gente tenga marcas, ya que en este mundo se usa un sistema de niveles el cual esta en sus marcas, lo pueden ver los clérigos o sus mismos dueños y algún que otro artefacto extraño que sirve para eso, por lo general la marca es pequeña y estaba en un lugar visible, como los brazos las piernas e incluso en el pecho o la frente de un individuo, ya que estas mostraban sus aptitudes, pero en la espalda, eso es algo de lo que los ancianos nunca escucharon hablar, por lo que los dejo sorprendidos.

lastimosamente aun si quisieran saber quien era el chico ellos no tienen la capacidad de cuidar de el, y si por algún caso lo enviaba a la capital sabían lo que posiblemente pasaría, el chico tiene una piel fina y un rostro muy hermoso, por lo que seria comprado por algún noble depravado y usado asta morir, por lo que decidieron con mucho dolor dejarlo en ese lugar.

--"(gran bostezo) donde estoy?"

pero justo cuando los ancianos iban a retomar el camino hacia la aldea, la dulce vos del chico los detuvo, ambos se dieron la vuelta tan rápido como pudieron, fue inesperado para ambos, quedaron boquiabiertos ante la escena frente a ellos, cuando se voltearon pudieron presenciar como el chico habría sus ojos, luciendo así un par de gemas color sangre, muy hermosos pero también muy aterrador, es otra característica de la que nunca habían escuchado hablar.

--"¿He? que lugar es este, mejor dicho por que no puedo recordar nada!?"

totalmente confundido, es la única manera de describir al chico, en su mente no había nada mas que su nombre, giro su cabeza un par de veces intentado ubicarse asta que en su radio de visión entraron los ancianos, se veían sorprendidos, al parecer no los pudo ver de primer momento debido al shock que se llevo al despertar, ambos rostros arrugados y decrépitos lo veían perplejos, jamas en sus vidas habían escuchado de una persona como el chico frente a sus ojos, una figura perfectamente esculpida, un rostro angelical, el fénix en su espalda su pelo rojo, y ahora esos ojos tan rojos como la sangre, ese chico es sin duda lo mas extraño que han presenciado en sus vidas.

--"abuelos, me podrían decir que hago aquí si es que lo saben?" la vos del chico era capas de Romper asta el corazón mas duro,combinado con sus enormes ojos, era casi como ver un enviado de los dioses.

--"chico, como te llamas?" pregunto el anciano, en sus corazones tenían un poco de temor por el origen del chico pero aun así, estaban emocionados por saber un poco mas de ese raro especimen

--"mi nombre es Roman señor, pero no puedo recordar nada mas que eso" dijo Roman aun confundido

--"lo lamentamos mucho, cuando llegamos tu ya estabas durmiendo en este extraño lugar, enserio no puedes recordar ni a tus padres?" dijo la anciana amablemente.

en el rostro de Roman creció de a poco el desconcierto, sin saber a donde ir o con quien algo de temor nació dentro de el pequeño muchacho, en cuanto a los ancianos rápidamente se dieron cuenta de lo que sucedía, supieron de el temor de Roman, pero que podrían hacer ellos, invitarlo a vivir en su misma miseria, comiendo dia si, dia no y dia talves?, en sus mente esa era la duda que los plagaba, en cuanto a sus corazones rezaban por que la próxima persona que pasara fuera bondadosa y supiera criar al chico.

por supuesto Roman de algún modo supo que era lo que los ancianos pensaban, pero el pensar en quedarse solo lo hacia temer mucho mas.

--"quieres venir con nosotros?" luego de un pequeño silencia, finalmente quien abrió la boca fuer la anciana, el anciano rápidamente la volteo a ver con ojos de duda "incluso si rezamos, tenemos seguro que quien pase por aqui no sera una buena persona, o alguien dispuesto a cuidar de el, asi que por que no llevarnoslo?" le dijo la anciana, cuando vio la mirada de su marido.

--"enserio!? p..puedo ir con ustedes?" dijo Román, por alguna razón sabia que podía confiar en esos dos viejos frente a el, sera por que sus vidas ya están por terminar, quitándoles así toda su avaricia y crueldad natural, o realmente se encariñaron del chico en tan poco tiempo que están dispuestos a cuidarlo, Román no sabe la respuesta pero en ellos puede ver a dos buenas personas.

--"(suspiro) esta bien, pero ay algo que tienes que entender Roman, de ahora en delante nos llamaras abuelos, y no debes dejar que la gente vea tus ojos o tu marca en cuanto a tu pelo, lo tendremos que cortar, tu chico pareces un noble de país rico, por lo que la gente te querrá usar para obtener beneficio, si alguien sabe de tus extrañas características, nos pondrás en peligro a mi y a lissen entiendes?"

de alguna manera, el corazón de Roman era mucho mas maduro de lo que uno podría llegar a pensar, su mente no parecía la de un joven de 6 o 7 años, por lo que comprendió bien a que se refería el viejo, así que simplemente asintió seriamente.

--"Emerias, por que tenemos que cortar su hermoso cabello, no seria mejor que lo escondamos?" dijo la ancian viendo con lastima la cabeza de Román, a ella le encantaba el pelo de Roman.

--"su pelo crecerá nuevamente, pero su vida no, chico mi nombre como lo dijo mi esposa es Emerias, y el suyo Lissen, perdimos nuestros apellidos hace ya mucho tiempo por lo que no tenemos uno para ponerte espero no te moleste" dijo el anciano, quien asta el momento tenia una cara seria y de duda, poco a poco la fue cambiando, o al menos esa fue la impresión que dejo en Roman.

--"esta bien... abuelo", la mente de Román no funcionaba como la de un niño de su edad por lo que aun le costo llamarle abuelo en términos de familia, pero finalmente lo acepto.

--"entonces ten esto" el anciano le lanzó una túnica harapienta a Román, no era la cosa mas bonita y limpia del mundo pero a Roman la acepto cariñosamente pues ya empezaba a sentir el frío, pero la razón principal era que tenía que cubrir su cuerpo antes de llegar a la aldea, para que así nadie lo viera.

finalmente esta ves los tres tomaron camino hacia la aldea, ambos ancianos, se veían de cierta manera felices, y satisfechos, pero sin dejar el nerviosismo de lado, ahora tenían con ellos algo que debían proteger, una carga que ya hacia mucho no tenían, su nerviosismo después de todo estaba bien infundado, ya que incluso el alcalde de la aldea, que si bien parecía amable todo el tiempo, debes en cuando dejaba salir un poco de lo que en su corazón habita, dejando claro que si bien no es una mala persona, una posible pequeña fortuna lo podría hacer cambiar.

luego de caminar por un Rato mas, finalmente llegaron a la aldea, de echo era bastante pequeña mas de lo que Román se imaginaba de un lugar alejado de la sociedad, tenia un pequeño cercado alrededor, aun que estaba roto en barias secciones, afuera de la aldea tenían una pequeña granja, con con algunos animales que sin saber por que a Román se le hacían extraños, pero aparte de eso Roman podía notar que los animales se veían enfermos y maltratados, el ganado se veía delgado, como si lo hubieran exprimido, mientras que en ese instante se veía como una pequeña cría moría de hambre, buscando el sustento de su madre, quien tambien se veia delgada maltratada y apenas con vida, era notorio que este era un lugar muy pobre, por lo que en su cabeza creció la duda de como hacían los ancianos para sobrevivir, como hacen para conseguir su alimento.

luego de unos pasos llegaron a la entrada de la aldea, es ahí donde Román pudo ver bien  la aldea, al centro había algo similar a una capilla y a su lado una casa, no menos grande que la capilla, eran las unicas construcciones, que se podría decir que estan en buen estado, por que las casas que están a su alrededor, todas y cada una de ellas se miran casi en escombros, Roman veía con cuidado a no mostrar su cabeza como la aldea, casi parecía estar muerta, la única casa en la cual se veía lago de iluminación era en la casa al lado de la capilla.

--"esa es la casa del alcalde, nunca jamas de los jamases se te ocurra acercarte ahí entiendes" dijo el anciano seriamente, cuando noto la atención de Román hacia la casa del alcalde, Román lo miro, y  asintió con igual seriedad el sabe, que esos viejos son los únicos en los que ellos pueden confiar.

--"abuelo y abuela sastres!!!! donde se encontraban, llevo esperando varios días" cuando pasaron por el lado de la casa del alcalde, a través de una ventana se escucho gritar una dulce vos, Román no presto atención a la vos de la niña asta que volvió su mirada hacia Emerias quien se encontraba notablemente nervioso.

--"mileidy Hada!!!, señorita es un honor verla de nuevo, estos días estuvimos fuera en busca de materiales, pero no hemos encontrado nada lamentablemente, esa es la razón de nuestra ausencia"

cuando Román dirigió su mirada hacia donde los ancianos veían, pudo ver una pequeña niña de entre 10 u 11 años, quien parecía muy enérgica, pero el que estuviera en la caza de el alcalde lo hizo entender por que los ancianos le temían.

--"esperenme un momento, necesito que reparen mi vestido" dijo la chica alegremente

--"mileidy Hada, que le parece si paso a recogerlo en otro momento, de seguro no a de ser mucho, lo reparare aquí mismo" dijo el anciano, esperando la niña hiciera caso y no se les acercara

--"en ese caso, sera mejor que se lo lleve de una ves, y luego me lo regrese ya reparado, no cree que se ahorraria mas tiempo" dijo la chica, quien parecía no poder leer entre líneas ni entender indirectas, por lo que el anciano no pudo hacer mucho mas que rezar.

la chica Rapidamente salio de su caza, con unos harapos en su mano, parecía que en algún momento fue un vestido bonito, pero ahora se veía roto y sucio, pero la niña lo llevaba con aprecio en sus manos

--"Dioses! mileidy, es que acaso a vuelto a jugar cerca del bosque, sabe que su padre se lo tiene prohibido debido a que puede ser peligroso, usted no sabe que tipo de aterradoras criaturas ay en ese lugar"

la niña sonrió amargamente mientras buscaba una escusa, pero el anciano no le dio mas vueltas y le pidió el vestido, rápidamente lo tomo y camino apresurado asía su casa la cual quedaba en la parte mas escondida de la aldea, de echo algo serca de el la frontera hacia las cercanías del bosque.

cuando de repente (pamm!!) Roman cayo en un charco de lodo, rápidamente se puso la capucha de la túnica en la cabeza, pero ni el ni los ancianos tardaron mucho en salir de ahí (quien sera ese niño) pensaba Hada, quien por las historias de su padre sabia que los sastres no tienen ningún hijo, su padre le contó que laguna ves tuvieron uno pero que murió en la orca por rehusarse a ser reclutado, para la la orden de los centuriones, o el ejercito de la iglesia, pero mas extraño que eso estaba seguro de ver que le niño tenia algo rojo en su cabeza. pero no quiso darle mas vueltas y regreso a su casa a esperar el vestido.

finalmente luego de tanto los ancianos llegaron a su casa, era otra casa que se podría decir que estaba bastante bien comparado con la de los demás aldeanos, parecía que los ancianos eran conocedores de varios artes...

bueno aca acaba esto, por favor si le ven algún error lo que sea diganmelo, todo sea por mejorar, atención que esto no es una novela cristiana y va a fuerte